Hace poco os hablamos de los materiales clásicos más resistentes para la construcción usados desde el principio de los tiempos.

Hoy, sin desviarnos de la sostenibilidad, os vamos a hablar de tres materiales que han conseguido quitarle el trono a la resistencia por excelencia; el acero.

Grafeno

En primer lugar vamos a hablar del grafeno, un material bastante sonado ya estos últimos años, pero cuyas cualidades y beneficios no dejan de sorprendernos.

Descubierto por dos científicos ganadores del nobel de física en 2010 (Andréy Gueim y Konstantín Novosiólovel), este material compuesto por carbono puro es unas 5 veces más ligero que el aluminio, posee una densidad casi idéntica a la fibra de carbono y es 100 veces más fuerte que el acero.

En lo que a construcción se refiere, el material creado con grafeno por el MIT  (Instituto de Tecnología de Massachusetts), es 10 veces más resistente que el acero estructural, 20 veces más ligero y con un 5% de densidad respecto al acero.

Supermadera

La supermadera fue creada por científicos de la Universidad de Maryland.

El proceso a través del cual consiguieron este material 12 veces más resistente que la madera natural, consistió en extraer parcialmente la lignina (es como el pegamento que une las células de la madera), para posteriormente comprimir la madera con calor, concretamente a 100ºC., reduciendo su tamaño casi un 80%.

De este modo, según explican los científicos, consiguieron colapsar cualquier espacio de la madera, reduciendo sus defectos y aumentando significativamente su resistencia.

La supermadera posee una dureza similar a la del acero, pero es 6 veces más ligera. Además, su producción minimiza el uso de combustibles fósiles, evitando esas emisiones de CO2.

Fibra de carbono

Este polímero está constituido por miles de filamentos (mucho más finos que un cabello humano) compuestos principalmente por carbono.

Este material fue muy popular principalmente en la industria espacial, más tarde su uso se amplió a la producción de aeronaves, bicicletas y vehículos de competición, entre otros.

Las propiedades excepcionales de este material fue lo que llevó a un estudio de arquitectura en Cambridge, Massachusets, a plantearse también su uso en el sector de la construcción; pesa muy poco y puede soportar mucho peso. Concretamente es 5 veces más resistente que el acero y el doble de rígido.

Tiene además una gran capacidad de aislamiento térmico, lo que lo puede convertir en uno de los materiales más idóneos en zonas con grandes cambios de temperatura.

Como vemos, aunque el acero sigue estando a la cabeza por sus múltiples cualidades, ya existen otros materiales que podrían derrocarlo a corto o medio plazo.